lunes, 18 de julio de 2011

Nuestra fe ¿Firme o dudosa?

"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas" (Josúe 1:9)
 
¿Has creído al Señor cuando te dice que si te arrepientes de tus pecados, te apartas del mal, sigues su camino y confiesas que Jesucristo es el Señor tendrás vida y vida en abundancia?

¿Realmente has puesto tu confianza en su Omnipotencia?

Realicemos un pequeño análisis de nuestra fe.

La Palabra de Dios nos enseña que la fe es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (He 11:1), sin embargo, en muchas ocasiones incurrimos en el error que cometió el Apóstol Tomás cuando dijo "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré" (Jn 20:25); y muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta ya que, aunque no estamos diciendo las mismas palabras, dudamos de sus promesas y pensamos en nuestro corazón que ¡¡SI!!, Él nos oye y todo lo demás pero si no escuchamos su potentisima voz hablar a nuestro oído entonces no vamos a aceptar las palabras del Profeta, la exhortación del Evangelista o el consejo amoroso del Pastor; y en esta situación yo me pregunto ¿Acaso no es esta la misma clase de incredulidad y aun peor que la que demostró aquel hombre de Dios?

Y nos excusamos a nosotros mismos diciendo ¿Que de Pedro? ¿Acaso este no dudó cuando le dijo al Señor "si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas" (Mt 14:28)?

Muchas veces, caminando en medio de su luz, miramos hacia las tinieblas del mundo y decimos ¿Sera esta la verdadera voluntad de Dios? Dudamos; cuando nos distraemos de su Palabra, cuando corremos a buscar bienes materiales como si no existiera nada más, cuando en medio de una lucha decimos ¿Señor donde estas?, en ese preciso instante nos estamos haciendo aun más incrédulos que aquellos que estuvieron con el Señor, y aun peor, nos hacemos vulnerables a los ataque del que vino "para hurtar y matar y destruir" (Jn 10:10)

Ahora bien, nuestra vida en el Señor depende absolutamente de la fe, pues bien lo dijo el Profeta "el justo por su fe vivirá" (Hab 2:4). La calidad de nuestra relación con Dios depende y es reflejo de cuanta confianza pongamos en Su Palabra, sin dudar acerca de ningún concepto, precepto, ordenanza, llamado o profecía que venga del Señor y sus siervos; no podemos ponerlo a prueba, no podemos dudar de su sabiduría, ni de la dirección que recibimos del Espíritu Santo y menos del amor de Cristo.

Poner en tela de juicio la veracidad de la Palabra del Señor es como dudar del perdón y salvación recibidos por medio de su sacrificio en la cruz del calvario.

Este tipo de situaciones en las que vacilamos en cuanto a lo que puede hacer Dios en nuestras vidas, en las vidas de quienes nos rodean y en lo que puede hacer a través de nosotros, suceden muy a menudo cuando estamos atravesando por un desierto, es decir, cuando enfrentamos situaciones adversas, bien sean de carácter económico, de salud, familiares, dentro de la Iglesia, etc; en la mayoría de los casos nunca notamos que estas situaciones no suceden para que dudemos sino para:

  • Demostremos cuan fuerte estamos sujetos a la roca que es Cristo
  • Para dar testimonio de que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (Fil 4:13) 
  • Para que el Señor nos moldee de acuerdo a Su Voluntad.

Dios es fiel y nunca nos permitirá ser tentados más de lo que podamos resistir sino que nos dará la salida junto a la tentación (1Co 10:13)

Cuando estamos llenos de esas dudas que nos pone el enemigo en nuestro corazón debemos sujetarnos a esa hermosa Palabra dada por el Señor allá en el Antiguo Testamento en la que nos da un mandamiento y una promesa:  

"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas" (Jos 1:9)

No temas, no desmayes, Él esta contigo donde te encuentres, en la situación que sea, en la lucha, en la prueba, en el gozo y en el llanto, en la alegría y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y en la austeridad tal cual el Novio que es de su Iglesia que le espera y que le ama.

No pierdas la fe que hay en tu corazón, acreciéntala, fortalécela, llénala de Él y descansa en sus brazos de amor y de tranquilidad, recuerda que ni aun las puertas del Hades prevalecerán contra su Iglesia (Mat 16:18), mucho menos lo harán los problemas y dificultades porque la presencia de Dios estará contigo siempre.

Bendiciones.

jueves, 14 de julio de 2011

Dar aliento

¿Que podemos hacer cuando alguien que esta en los caminos del Señor siente que se desmorona, que su mundo no es tan perfecto como creía y que sus dudas son, en oportunidades, mayores que su fe? ¿Qué hacer cuando recurre a ti, hombre y mujer de Dios, para expresar sus inquietudes?

Tengo un amigo al que aprecio mucho y que hace poco tiempo tomo la decisión más importante de su vida: Aceptar a Cristo en su corazón; este hermano es una persona muy sensible ante las situaciones de vida como por ejemplo los problemas familiares, los conflictos laborales, etc. Es, en definitiva, un ser humano, como tu que lees y como yo que escribo, un ser de carne y huesos que siente y padece así como cada uno de los que vivimos en este mundo.

El fue tocado por el Señor durante una visita a nuestra congregación y fue quebrantado por el Espíritu Santo a tal punto que tuvo que reconocer que Dios es real, que es mas que una religión, que es mucho mas que mera palabrería sino que esta vivo y que se hace sentir con poder.

En muchas oportunidades de nuestras vidas nos conseguimos con situaciones que, si no estamos bien parados sobre la roca que es Cristo y afianzados en la fe que es en Cristo Jesús, nos pueden llevar a dudar de la soberanía de Dios e incluso a creer que podemos cuestionar Sus designios.

Creemos que nuestra opinión es mas sabia que la de Dios y caemos en el error de decir "Dios es cruel", "Dios es injusto" o inclusive "Dios no parece existir al permitir tantos males". Querid@ amig@ y herman@, quiero decirte que no importa la situación que estés atravesando, no importa cuan difícil sea la lucha, Dios esta contigo. Decía el Salmista: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo" (Salmos 23:4)

Oportunidades no faltan para que cada creyente reniegue de su fe dando un paso atrás y apartándose del dador de la vida. Sobran excusas como estas:

  • "Que mi pareja me hace la guerra por ser creyente", 
  • "Que mi familia se burla de mi fe y no me apoya"
  • "Que no doy la talla como hijo de Dios"
  • "Que no merezco estar con los que si son buenos de verdad porque yo soy una mala persona";

Todas y cada uno de estos pensamientos son producto de un minucioso, constante e insistente ataque del enemigo quien astutamente coloca estos pensamientos en nuestros corazones en circunstancias que son adversas y difíciles para nosotros.

Este hermano al cual hago referencia ha atravesado por situaciones similares a estas y su corazón ha sido minado pensando que Dios se ha equivocado al elegirle a el. Se ha enfriado su vida espiritual. Es una tarea difícil el mostrarse ante el como un panel de hielo que no se inmuta sino que se muestra confiado ante tal situación sin siquiera mostrar un toque de preocupación, pero hay que estar seguro que el Señor hará la obra mucho mas allá de nuestras carencias y de nuestras limitaciones.

Pero me gozo en Dios por la sabiduría que fué vertida en Su Palabra ya que en ella encontramos las respuestas para cada situación de nuestras vidas, en lo personal y en la relación entre hermanos en la fe. La Biblia nos enseña que es nuestra responsabilidad como Cristianos el instruir, corregir y ayudar a aquellos que se han debilitado en la fe.

  • Romanos 14:1 dice: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” 
  • Romanos 15:1 establece: “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles”; y esto por medio de la Palabra.   
  • 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”

Confío en el Señor que Él le hará entender a través de su Palabra y de sus siervos que todo el que esta en Cristo es una nueva criatura y que el pasado esta olvidado delante de Dios (2Co 5:17), que un corazón humillado nunca es rechazado por Dios (Sal 51:17), que no hay pecado imperdonable sino que quien confiesa su pecado delante del Señor y se aparta del mal alcanza Su misericordia (Sal 28:13) y que Dios es verdad, que nunca se equivoca en Sus designios y que Su justicia es incuestionable (Dt 32:4; Sal 119:137; Sal 19:9).

Dios les Bendiga