¿Será lícito
que alguien que está en actitud de rebeldía y de desobediencia pueda ministrar en
la casa del Señor? ¿Podrá alguno con rencor y amargura en su corazón darle a
Dios algo?
Éxodo 30:20-21 "Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Jehová, se lavarán las manos y los pies, para que no mueran"
La Palabra
es clara y enfática en este tema, el que ministra (sirve y adora) en el templo
debe antes purificarse a si mismo a fin de ser hallado aceptable delante de
Dios y no sea quebrantado. La expresión "lavar sus pies" nos da la
idea de limpiar nuestro camino, nuestra manera de vivir y buscar la santidad. También
las manos son mencionadas allí, lo que nos habla de nuestras obras, de nuestra
manera de actuar, lo que hacemos día a día.
El agua es
un símbolo usado en la Biblia para representar al Espíritu de Dios, y esto nos permite
entender que el lavamiento de que aquí se habla es por medio del Espíritu
Santo.
Notemos que
en el verso citado arriba se nos habla de la santidad necesaria para acercarnos
a Dios y darle nuestras ofrendas, pero si en nuestro corazón hay amargura hacia
alguna persona ¿podremos ofrendar algo a Dios? ¿Lo recibirá el Señor como olor
grato delante de su presencia? Veamos que enseña el Nuevo Testamento respecto a
este tema:
Mateo 5:23-24: "Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda"
La Palabra
es clara, mejor ir y reconciliarse antes que darle a Dios ofrenda inmunda.
Reconciliémonos con el hermano antes de llevar nuestra ofrenda a Dios y
ministrar en su casa, recordemos:
1 Juan 4:20: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto"
Reflexionemos.
Con amor en
Cristo
Hno. Wilmer
Méndez.
A Paz de Cristo Jesus,
ResponderEliminarSábias são as suas palavras.
O Corpo de Cristo carece de membros que sejam espiritualmente maduros. Todos nós começamos no Novo Nascimento como bebês espirituais em Cristo, mas Deus não planejou que nós continuássemos desse modo. O desejo de Deus para nós é que cresçamos para a maturidade cristã.
O Corpo de Cristo precisa ser fortalecido em seu crescimento para isso necessário é encher-nos do Espírito Santo.
Que o Senhor Jesus continue te usando, como instrumento para edificação do Corpo de Cristo.
Deixo o convite para visitar e também seguir o meu humilde espaço.
http://frutodoespirito9.blogspot.com/
Em Cristo,
***Lucy***
P.S. Conheci um blog com muita variedade em seu conteúdo.
Vale a pena conferir e acessar:
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Muchas gracias por tu comentario Lucy, Dios continúe Bendiciendo tu vida. Ya le di una mirada a tu blog y está interesante, espero que El siga dándote sabiduría par allevar Su Palabra a muchos más.
ResponderEliminarDTB.