lunes, 26 de septiembre de 2011

Confía y cree en el Señor

  • “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mt 11:28-30)
¿Cuantas veces hemos atravesado situaciones difíciles? ¿Cuántas veces nos hemos visto atrapados y sin salida? ¿Cuántas veces hemos sentidos el agua al cuello? Es curioso pero en esos momentos es cuando más fácilmente exclamamos ¡Dios mío, ayúdame! Pareciera que el ser humano se acuerdas de acudir a Dios solamente cuando las condiciones les son adversas.

Sin embargo, el Señor nos hace entender por medio de su Palabra que más que acudir a su persona cuando estamos en angustia, Él quiere que reposemos confiados en sus manos de amor y de paz. Busca que confiemos plenamente en Él y quiere despojarnos del yugo que nos oprime, que nos angustia, que nos esclaviza y que nos aparta de Dios.

Veamos un ejemplo claro de lo que quiere el Señor de nosotros cuando dice “Venid a mí…”.

  • "Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar... Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote. (Marcos 5:21, 24-34)

Estos versículos de la Palabra nos relatan la manera en que una mujer que padecía de flujo de sangre se atrevió a:

1.- Acercarse a Jesús luchando contra la sociedad

Para aquel tiempo el trato que se daba a personas como esta mujer era de exclusión por considerarles inmundos. Ella debía vivir apartada de la comunidad y cuando tenía que pasar por lugares públicos era necesario que gritara: ¡¡Inmunda, Inmunda!! a fin de que las personas se apartaran y no la tocaran pues esto les hacía inmundos también. 

Era por tanto una existencia miserable y en humillación. Las personas le trataban con desprecio por su condición de inmunda. Aun así decidió acercarse al Señor pues sabía que en él hallaría lo que buscaba.

2.- Colocar sus cargas en el Señor 

Tomó la firme determinación de ir hasta ese lugar y dejar reposar sus cargas, su aflicción y su pena en el Señor pues con toda su vergüenza se escabulló entre la multitud para tocar a Jesús y de esta manera poder reposar de su lucha.

3.- Creer

Dice la Palabra que esta mujer decía: "Si tocare tan solamente su manto, seré salva". Puso su fe y su esperanza en el maestro. Creyó en su corazón que Jesús era quien decía ser, el Hijo de Dios, por tanto, Dios hecho hombre. Un detalle curioso en este relato Bíblico es que ella NO pensó que sería sana, ella buscaba un reposo aun mayor que este. Ella anhelaba la salvación y creyó que en Jesús la hallaría.

Cuando nos acercamos al Señor Jesús podemos recibir más de lo que buscamos. Esta  mujer se acercó creyendo y buscando ser salva, pero al momento de tocar al Señor fue purificada, fue transformada, se le dio la sanidad física pero luego el Señor, haciendo cumplir Su Palabra, le salvó gracias a la fe que atesoró en su corazón. 

Hay dos detalles importantes a tomar en consideración. 

El primero es:

"había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor"

Ella buscó la solución a su situación por muchos medios. Puedo imaginarla acudiendo a los adivinos, curanderos, hechiceros, etc., desesperada por tantos años de padecimiento pero no pudo hallar lo que buscaba. 

Igual es en la actualidad cuando vemos a miles en el ocultismo, la hechicería, la santería, en credos y religiones paganas, etc., buscando satisfacer sus necesidades más elementales como salud, economía, familia, amor; pero no logran llenar el vacío que hay en sus vidas y que solo puede ser cubierto por Dios a través de Jesucristo.

El segundo es:
"Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad"

Ella testificó públicamente lo que había recibido. Sanidad y luego salvación. Hoy en día muchos se esconden y no son capaces de reconocer lo que Dios ha hecho en sus vidas. El testificar es esencial pues por el testimonio de uno solo muchos son despojados del yugo del pecado y de tantas otras cosas que atan sus vidas. Por un testimonio miles pueden hallar el amor de Dios, la sanidad en sus vidas y la Salvación de sus almas.

Esta mujer fue despojada del yugo de la enfermedad que la mantenía apartada de la sociedad, excluida y rechazada y fue despojada también del yugo del pecado pues para ser salva ella debía ser perdonada por el Señor primero. 

Es necesario entender que todos los seres humanos nacemos bajo el yugo del pecado y esto nos separa de Dios.

  • "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios." (Romanos 3:23)

  • "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23)


El hombre no puede salvarse a si mismo, le es imposible, pero Dios envió a Jesucristo para proveernos el camino para acercarnos a Él

  • "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).

  • Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).


Si Cristo es el único camino al Padre y a la Salvación, ¿Qué debemos hacer?, la respuesta es sencilla, debemos acercarnos a Él. ¿Cómo?

  • "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1:12)

  • "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9)
No se trata de hacer buenas obras sino de fe. Recibimos a Cristo Mediante Una Invitación Personal, Cristo dice:
  • "He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él" (Apocalipsis 3:20).

 Hoy te invito a reflexionar en ello y a que tomes la decisión más determinante de tu vida, una decisión que es crucial por medio de la cual definirás donde has de pasar el resto de la eternidad.

Si estas palabras hoy han tocado tu vida y tu corazón te invito a que hagas una simple pero sincera oración como la que sigue pero con tus propias palabras y con sinceridad en tu corazón:

Señor Jesús, reconozco delante de ti que soy un pecador y que no merezco el sacrificio que hiciste por mi en la cruz del calvario. Sin embargo hoy me acerco a ti para declarar que creo firmemente que tu eres el Hijo de Dios, que diste tu propia vida para limpiarme de mis pecados, que fuiste sepultado y que al tercer día fuiste levantado de entre los muertos por Dios Padre y que hoy estas sentado a su diestra. Te pido que me perdones y que inscribas mi nombre en el libro de la vida y que no lo borres jamás. Lo pido en tu Santo Nombre. Amen.

Si has hecho esta oración te digo que hoy hay fiesta en los cielos por causa tuya. Acércate a una Iglesia Cristiana Evangélica donde se predique al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y donde la Biblia sea la única y verdadera guía. Si lo has hecho te invito a que comentes este post para estar orando por ti.

Bendiciones

Wilmer Méndez (22/09/11)

viernes, 16 de septiembre de 2011

Como perder amigos rápidamente

Escrito por DAVID WILKERSON

Una de las mejores formas de perder amigos y ser rechazados, es caminar conforme a la voluntad de Dios. Tener seriedad en los asuntos espirituales, abandonar todos tus ídolos, volverte al Señor con todo tu corazón, quitar tus ojos de las cosas del mundo... Y ¡Repentinamente te has convertido en un fanático religioso y te hallas ante el peor rechazo por el resto de tu vida!   Cuando eras tibio, teniendo una forma de santidad sin poder, cuando no eras demasiado pecador o demasiado santo... tú no tenías problemas con nadie, ni aun con el diablo. Las cosas estaban tranquilas, eras aceptado. Tú eras justamente otro de los muchos creyentes indiferentes.   Pero has cambiado. Tuviste hambre de Dios. Te convertiste de tus pecados y no pudiste participar ya más de los juegos de la iglesia. Te arrepentiste y te volviste al Señor de todo corazón. Se vinieron abajo los ídolos. Empezaste a escudriñar la Palabra de Dios. Te detuviste de ir tras las cosas materiales y llegaste a obsesionarte con Jesús. Viniste a un nuevo reino de discernimiento y comenzaste a ver cosas en la iglesia, las cuales antes no te interesaban. Escuchas cosas desde el púlpito que quebrantan tu corazón. Ves a otros congregantes comprometidos con el mundo, exactamente como tú estabas una vez. Eso te lastima. Has sido despertado, cambiado, quebrantado y contrito en espíritu. Y tienes ahora una carga por la iglesia dada por Dios.   ¡Pero en lugar de que tus amigos se regocijen o entiendan, piensan que te estás volviendo loco!, llamándote fanático.   Cuando el Espíritu Santo me despertó hace años, cuando empecé a ver su llamado a la santidad; y me convencí realmente de caminar en la verdad y la palabra llegó a ser viva; y cuando empecé a ver cosas que nunca había visto antes, quise compartirlo con todos. Deseé y llamé a los predicadores por teléfono y compartí lo que Dios estaba diciendo. Con muchos que vinieron a mi oficina, lloré y saqué mi Biblia y les señalé las verdades gloriosas de una total rendición y pureza de corazón. Pensé que ellos lo verían también. Pensé que amarían la Palabra y caerían conmigo a orar para obtener un nuevo toque de Dios. En lugar de eso, la mayoría solamente me miraron diciendo cosas como: ¿Estas seguro que no te estas sobrepasando un poco? o, “Es un poco pesado para mí”. Entre más busqué a Dios, menos me entendieron. Fue como agua helada que arrojaron en mi cara. Ellos no querían escuchar.   Si esto te ha estado sucediendo desde que Dios te despertó, tú no estás solo. Quiero mostrarte y advertirte de acuerdo a la Palabra de Dios, que es lo que te espera si te has decidido a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Debes esperar tres reacciones: 1. Serás rechazado 2. Serás echado 3. Serás apedreado.   1- Serás rechazado   Jesús advirtió: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19). Muéstrame un creyente que haya llegado a amar tanto la Palabra, como hacedor de la verdad, y te mostraré uno que será rechazado y perseguido por la totalidad de la iglesia tibia. Abandona este mundo y ellos te abandonarán. Jesús tuvo muchos seguidores, hasta que la palabra que Él predicó fue percibida: –demasiado dura, demasiado exigente–. La multitud que amaba sus milagros escuchó sus declaraciones y lo abandonaron, diciendo: ¡Demasiado dura! ¿Quién puede recibirla? Jesús se volvió hacia los doce y preguntó: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” o, ¿Es mi palabra demasiado dura para ustedes también? Pedro respondió: “¿A Quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:67-68) No, Pedro y los otros once no se irían porque la mayoría de la gente decía que era demasiado dura, demasiado exigente, la amaban porque estaba produciendo en ellos valores eternos. Ellos permanecerían en la verdad, sin importar el precio.   Esta es la situación que cada cristiano debe afrontar en estos últimos tiempos: ¿Te vas a apartar de la Palabra que te convierte; verdad que señala tu pecado; verdad que remueve, corrige y arruina tus ídolos? ¿Verdad que te llama a quitar tus ojos de las cosas de este mundo, de ti mismo y del materialismo? ¿O te vas a apartar de escuchar un cosquilleo suave, sosegado de la verdad adulterada? ¿Vas a permitir que el Espíritu Santo te pruebe? ¿Te exponga?   La verdad te hace libre: Libre de predicaciones muertas; libre de pastores muertos; libre de tradiciones muertas; libre de doctrinas de demonios; libre de compañerismos que te desvían de la verdad porque es: “Demasiado comprometedora”, como la llaman ellos. Los hacedores de la verdad desean venir a la Luz, dejar que cada hecho secreto sea revelado, Jesús dijo: “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la Luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. (Juan 3:20-21).   Aquello que es verdad genuina, revela cada cosa oculta. Cuando Jesús empezó a sacar a la luz los pecados ocultos, los judíos religiosos buscaron matarlo. Jesús dijo: “Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi Palabra no haya cabida en vosotros. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios” (Juan 8:37,40 y 47).   Hay multitud de creyentes hoy en día que no aman la verdad. Dios dice que esto es a causa de su pecado secreto –“Se complacen en su iniquidad”-. Estos comprometidos amantes del placer están en un horrible engaño. Igual que los judíos de los tiempos de Jesús, están convencidos de que ellos ven. Creen que son hijos de Dios, y rechazan ferozmente cada palabra que revela sus más profundos secretos y codicias. Lo que tienen en sus corazones es algo diferente a la verdad. No están abrazando la verdad como una perla de gran precio. En vez de ello, acarician algún placer oculto, algún ídolo, algún pecado favorito.   Anótalo. Aquellos que te rechazan y abandonan por causa de la verdad, lo hacen porque te ven como una amenaza hacia lo que ellos estiman. Tu vida apartada es una reprensión a su forma de actuar y tibieza.   2- Te echarán   Jesús advirtió: “Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2). Jesús dijo: estas cosas les digo, para que no se entristezcan... no se sorprendan cuando las iglesias tibias los arrojen: “Porque no conocen al Padre ni a mí” (Juan 16:3)   Jesús sanó a un hombre que había nacido ciego. Fue traído a la iglesia para ser interrogado por los fariseos religiosos. Sus ojos se habían abierto: ¡Podía ver! Y dijo: “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” (Juan 9:25). ¿Se regocijaron ellos porque este hombre había recobrado la vista? ¡No! “Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿Y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron” (Juan 9:34)   Ese hombre ciego representa el remanente santo –aquellos cuyos ojos han sido abiertos a la santidad de Dios–. Sigan adelante; testifiquen como él lo hizo ¡Antes estaba ciego y ahora veo! Ellos te echarán diciendo ¿Quién te ha hecho nuestro maestro? ¡Si tu pretendes caminar de acuerdo a la voluntad de Cristo, debes estar preparado para soportar su vituperio! “Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro. Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre (mis hermanos y hermanas). Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí” (Salmo 69:7-9). Esto habla primeramente de los sufrimientos de Cristo ¡Pero tal como Él estaba en este mundo, así estamos nosotros! Si ellos lo persiguieron y lo vituperaron, harán lo mismo con aquellos que mueren a sí mismos. ¿Quién vituperó a Cristo? ¿Quién amontonó deshonra sobre su cabeza y arrojó su nombre como una inmundicia? ¡La multitud de la iglesia centrada en el hombre!   ¡Echar a los creyentes santos, es el más grande favor que la iglesia centrada en el hombre, pudiera otorgarles! Escucho a cristianos decir: "Mi iglesia esta muerta ¡No me gusta lo que está pasando, pero Dios me puso aquí! Permaneceré y trataré de cambiar las cosas".Esto puede ser peligroso. También, puede ser la tradición la que te esté deteniendo. Puede ser que no estés listo para caminar de acuerdo a la voluntad de Dios como pensabas. Tus viejos amigos te detienen.   3- ¡Serás apedreado!   ¡Serás apedreado por la mayoría! “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu” (Hechos 7:59). ¡Había un hombre contra la multitud!   Aquí tenemos un hombre “¡Con sus ojos fijos en Jesús!”, Siendo aborrecido por sus opositores. Escuchen el odio de estos hombres con vestidura de fanático religiosos: “Y crujían los dientes contra él. Se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él” (Hechos 7:54,57). ¿Qué fue lo que este hombre justo hizo para enfurecer a las multitudes religiosas? Predicó la verdad que les partió el corazón: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. Vosotros que recibisteis la ley... y no la guardasteis” (Hechos 7:51,53). ¡Él tuvo que predicar la verdad! Ellos tenían su corazón aún ligado al mundo –atado por su codicia–. Sabían lo que era la ley de Dios, pero rehusaron obedecerla. Ellos crucificaron a Cristo.   La espada de dos filos de la verdad había partido lo más profundo de sus corazones. Pero fue su testimonio, cuando vio el cielo abierto, lo que atrajo la ira sobre él. “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon” (Hechos 7:55-58).   Jesús enseñó una parábola del labrador que poseía una viña y envió por los frutos al tiempo de la cosecha. Envió a sus sirvientes. “Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon” (Mateo 21:35). ¡Así es hoy! Dios ha enviado sus santos atalayas a recoger el fruto de su viña. Pero en lugar de eso, hay palizas verbales, muertes con odio, apedreados con palabras hirientes. Tenemos hoy en día una “compañía de Esteban” quienes pueden decir: ¡He visto el cielo abierto! Esto es una clara visión de Jesús –esa cortante palabra de verdad, ¡que provoca la ira de aquellos incircuncisos de corazón!-   Los israelitas trataron de aprender a Josué y a Caleb por su llamado a caminar de acuerdo a la voluntad de Dios. Diez espías desalentaron al pueblo de Dios diciendo: No podemos ir. ¡Hay demasiados gigantes! ¡Demasiadas murallas altas! “Y Caleb dijo... subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (Números 13:30). Pero ellos dijeron: “Designemos un capitán, y volvamos a Egipto” (Números 14:4) “Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel” (Números14: 6-10)   Mi interés en esta historia no es por Josué y Caleb, sino por Dios, que estaba con ellos. ¡Mi interés es por este pueblo de Dios que estaba crujiendo los dientes y recogiendo piedras! ¿Por qué un llamado a la obediencia provocó en ellos tal reacción? ¡Vean el llamado! Estoy convencido de que una vez que el corazón es capturado por un ídolo o codicia, la incredulidad se posesiona. La indiferencia y la incredulidad van de la mano. Por tal razón, toda predicación en contra de ser indiferentes al pecado los hace rechinar y terminan peleando contra Dios, mientras que ciegamente están confesando su nombre.   La recompensa de caminar de acuerdo a la voluntad de Dios   ¿Cuál es la recompensa? ¡Tener a Cristo junto a ti! Hay muchas otras recompensas por caminar de acuerdo a la voluntad de Dios, pero menciono sólo una, porque es todo lo que necesitamos. Pablo estaba encarcelado en una fortaleza en Jerusalén, mientras todo el sistema religioso buscaba matarlo. La iglesia estaba consternada. Él fue acusado de “Profanar el lugar santo, de predicar una falsa doctrina”. Aun los soldados “temieron que Pablo fuera despedazado”; así es que lo arrebataron de en medio de ellos y lo apresaron en un castillo. “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma” (Hechos 23:11”)   El mismo Señor le habló a Pablo -¡no un ángel!- Y qué palabra: ¡ANÍMATE! ¡HAY MAS POR VENIR! ¡Pero podrás enfrentar cualquier circunstancia o a cualquier persona si sabes que: EL SEÑOR ESTA CONTIGO!  

martes, 13 de septiembre de 2011

Santo

Según la RAE (Real Academia Española), santo es:

Perfecto y libre de toda culpa; Bondadoso, de especial virtud, abnegación y ejemplo; Sagrado, inviolable.

Santo, Bíblicamente hablando, es el que se aparta para Dios. Alguien que se aparta de carnalidades y pecados a fin de servir y agradar a Dios ya que sin santidad es imposible agradarle y sin ella nadie vera Su rostro. Tanto la definición Bíblica como la RAE concuerdan en que quien es santo tiene cualidades inherentes de un ser vivo consciente. Dicho de otra forma, de personas vivas.

Hace poco, un forista que debatía conmigo exponía algunos textos bíblicos con los que buscaba defender la teoría o el dogma de que las personas que han fallecido son hechos santos y al estar más cerca de Dios pueden interceder por nosotros los vivos, sin embargo, ninguno de estos textos prueba esa teoría sino que habla de ciertas situaciones que, mal enfocadas, dan como resultado el error doctrinal.

A continuación están los textos citados y la respuesta que el Señor me permitió dar a ellos:
  •  “Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén” (Lc 9:30-31)

Elías no vio muerte, fue traspuesto, levantado en vida por el Señor. Moisés si vio muerte pero habiendo vivido en obediencia a Dios por la fe es galardonado con la vida eterna. Ellos no están intercediendo por ninguno, ellos están en la gloria de Dios porque así le ha placido al Padre.
  •   “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos” (Mt 27:52-53)

En estos versículos se hace mención a hombres santos que habían muerto, es decir, personas que vivieron una vida de santidad, no muertos hechos santos.

  • En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados” (1P 3:19)

El infierno existe, es un lugar de sufrimiento eterno, no un sitio en el que se destruye al ser y listo. La muerte espiritual es la separación del hombre de Dios y esto eternamente. Esto quiere decir que el alma es inmortal. El espíritu pertenece a Dios, recuerda que el espíritu del hombre es el soplo de vida que Dios nos da pero este le pertenece, es decir también el espíritu es inmortal. La carne es la que es finita. Este pasaje no habla de santos sino de aquellos que estaban bajo pena espiritual, sometidos a castigo por sus pecados cometidos. Al que es santo no hay manera de castigarle por cuanto no tiene un delito que imputarle.

  • “Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos” (Ap 8:4)

Con este verso el hombre que debatía conmigo pretendía probar que los muertos oran en el cielo para interceder por nosotros. Las oraciones suben ante la presencia de Dios como humo de incienso, como olor grato delante de Dios. Estas son las oraciones de aquellos que “viven” en santidad y adoran a Dios en espíritu y en verdad, se refiere a los hombres y mujeres que están vivos y se mantienen santos. Si fueran oraciones de quienes viven en el cielo ¿para que debieran subir?

  • “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gal 3:26)

  •  “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro 8:15-16)

  •   “En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Ef 1:5)

Con estos versos quiso decir que todos los seres humanos somos hijos de Dios para poder justificar que los que mueren van a la presencia del Padre, pero esto no es así. Todos los seres humanos somos “criaturas”, creación de Dios, pero solo son hijos de Dios quienes han puesto su fe UNICAMENTE en JESUCRISTO, así está claramente expresado en Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” De hecho, cada uno de estos textos, extraídos de las epístolas del Apóstol Pablo, están dirigidos a Iglesias ya establecidas para aquella época, en otras palabras, esas afirmaciones son para quienes ya eran creyentes en Cristo, a los hijos de Dios.

El hecho de ser un hijo de Dios (Cosa que es por gracia Suya y no por merito nuestro) nos llena de responsabilidades y nos exige principalmente vivir en santidad. La Palabra dice que “Ninguno que milita se enreda en los negocios de LA VIDA, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2Ti 2:4). Es decir, “VIVE” en santidad para agradar a Dios. Este es un asunto de vivos, no de muertos. "Los muertos nada saben y su memoria es puesta en el olvido" (Ec 9:5), ¿Cómo, pues, podrán dedicarse a ser santos y a apartarse del mal?

  • “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef 2:19-22)

  • “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos” (1Co 12:13-14)

  • “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Ro 12:5)

Recordemos nuevamente el concepto, santo es aquel que se aparta para Dios. Este versículo no habla de los muertos. Hace mención de quienes viven en santidad, debemos tener en cuenta que en Efeso, en Corinto y en Roma se habían levantado Iglesias conformadas por quienes eran anteriormente los gentiles, es decir, por quienes no eran parte del pueblo escogido de Dios (Israel), no formaban parte de Su familia hasta que, por medio de la fe en Jesucristo fueron hechos miembros de esta. Y aun había Judíos convertidos al Cristianismo que podían libremente compartir con los demás pues estaban unificados bajo una misma fe. 

  • “Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1Co 12:25-26)

Este texto Bíblico nos permite comprender que como miembros de un mismo cuerpo todos debamos padecer o alegrarnos en la afición o en el gozo de cada uno de los miembros. Si yo, andando descalzo, pisara un clavo sentiría dolor en mi pie, pero acusaría dolor mi boca y todos los músculos de mi cara lo avalarían con la expresión. Pero eso no quiere decir en ninguna manera que un hombre que haya muerto pueda dolerse con los vivos y por tanto interceder a favor de estos. No se lee nada de eso allí.

  • “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Ef 4:15-16)

Este verso fué usado para defender la posición de la “comunión de los santos”. Ese término ha sido tergiversado por el catolicismo llevando lo que debe ser la comunión entre hermanos en la fe en Cristo Jesús a una supuesta comunión con aquellos que han muerto. Eso no tiene ningún sentido. La comunión es entre seres vivos. Solo veamos lo que dice el texto: “…se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro…” Actividad, un muerto no tiene actividad de ningún tipo. Ni siquiera espiritualmente pues éste simplemente está esperando sin conciencia alguna el momento del juicio. “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (He 9:27)

Adicionalmente agrego lo siguiente:

Muerte por definición es separación; Comunión es tener participación en lo común.

No es posible perder la comunión con una persona fallecida porque simplemente no participa activamente debido a su separación de la vida de lo que para los vivos es algo común como la fe.

La línea doctrinal romanista de mi amigo forista está errada en cuanto a su percepción de los muertos, de lo que es la santidad y de lo que es la comunión.

Estudiemos las Escrituras pues en ellas hallaremos la verdad que es Cristo.

Bendiciones.